Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://tamzinzqok207062.mdkblog.com/44583218/todo-sobre-el-cabezazo-de-zidane-en-el-mundial-de-alemania